Los Peligros De La Mediumnidad

Los peligros de la mediumnidad según Amalia.

… En el campo del Espiritismo caben todas las escuelas filosóficas, todas las religiones de buena fe, todos los credos políticos, porque los espíritus dan sus comunicaciones en todos los parajes de la Tierra, lo mismo en la gótica catedral, que en la pagoda india, lo mismo en la mezquita que en la sinagoga o en el humilde santuario de la montaña, lo mismo en la academia de historia que el club de los nihilistas, si los espíritus viven con nosotros, si toman parte en nuestras victorias y en nuestras derrotas, cuidad mucho de estudiar lo que os dicen y os aconsejan, que hay espíritus de luz y espíritus de sombra, no hay ni ángeles ni demonios en el espacio, pero sí hay inteligencias libres que hacen uso de su derecho y de su libertad, y nuestro deber es aprender a saber distinguir el oro del oropel; hasta ahora aunque se asegura que todos tenemos mediumnidad, ésta no está desarrollada sino en un corto número de médiums, individuos que reúnen las condiciones necesarias para ser intérpretes de los espíritus prestándose dócilmente a recibir sus inspiraciones.

EL BUEN MÉDIUM

Sin los médiums el Espiritismo no sería conocido, recibiría cada cual la inspiración sin saber que una inteligencia operaba en su cerebro, así es, que un buen médium, sin ser un ser privilegiado, sin concederle infalibilidad de ninguna especie, es tan útil al estudio del Espiritismo, que sin él, o mejor dicho sin ellos, sin los buenos médiums viviríamos aún entre las sombras de la ignorancia, y aunque los espiritistas (al menos en España) no pagan a ninguno de sus médiums, se les tiene sí, toda suerte de atenciones y se les quiere y se les considera como instrumentos preciosos que transmiten las notas dulcísimas de la armonía universal.

¿Cómo no querer a los buenos médiums si de ellos recibimos inefables consuelos? ¿Si por ellos sabemos que no estamos solos en la Tierra, si por ellos hemos conocido las grandezas del infinito?

No están retribuidos con cantidad alguna, es cierto; pero se les quiere tanto que llegan a constituir una parte de nuestra familia más querida; ahora bien; como en la Tierra abundamos más los malos que los buenos, no faltan en el Espiritismo sus falsos médiums que, envidiando las atenciones y consideraciones que se tienen con aquellos que son fieles intérpretes de los espíritus, y queriendo ellos disfrutar también de aquel afecto y de aquella especial atención que se les tiene, fingen admirablemente comunicaciones de espíritus elevadísimos, o de espíritus familiares que consuelan a muchos incautos, a los cuales imponen su aparente voluntad, cuando en realidad es la voluntad del médium la que impera, y en esto hay que ir con muchísimo cuidado, lo mismo que con los espíritus ligeros que se complacen en hacer creer que son fulano o mengano que ordena y manda sobre sus deudos.

LOS FALSOS MÉDIUMS Y LOS ESPÍRITUS ENGAÑADORES

Tanto con los falsos médiums como con los espíritus engañadores hay que estar siempre en guardia, así como no hay rosa de olor sin espinas tampoco hay estudio científico que no tenga sus peligros, y si los químicos toman toda suerte de precauciones para no exponer su vida haciendo experimentos en sus laboratorios con sustancias y materias explosivas, los espiritistas debemos tomarlas también para no ser engañados ni por los espíritus ligeros ni por los falsos médiums.

¿Qué es la vida? Un estudio permanente, y la razón debe ser la balanza del entendimiento. Le oí decir a un Espíritu que, el Espiritismo sin trabajo es como un cristiano sin amor, que teníamos una obligación sagrada de estudiar y de aprender a conocer donde estaba la falsedad de los impostores y la sencillez de la verdad; que no haciéndolo así éramos responsables de muchos males; primero, de nuestra pereza en no querer trabajar, que para eso éramos seres racionales; segundo, que dábamos pábulo a la mala fe de los falsos médiums que traen sobre sí malísimas influencias, porque la mentira atrae a los mentirosos, y hay médiums falsos que a lo mejor se ven atropellados por un espíritu que maltrata su organismo sin consideración alguna; y tercero, que dando por buenas comunicaciones apócrifas, se ayudan a los espíritus mentirosos en su mala obra, se les dan alas para que sigan mintiendo estacionándose de nuevo en lugar de ocuparse de estudios serios, útiles a ellos y a los terrenales.

TESOROS OCULTOS

Hagamos una comparación: Una persona que se tenga por honrada pone gran cuidado en escoger sus amigos más íntimos, y trata siempre de intimar con aquellos que tienen mejor reputación, por aquello de dime con quien andas y te diré quién eres. Pues lo mismo debemos hacer con los espíritus, si nos vienen dando comunicaciones diciéndonos que si queremos encontraremos tesoros y minas inagotables para vivir sin trabajar, porque Dios premia nuestras virtudes adelantándonos sus bienaventuranzas en la Tierra, no les prestemos atención ninguna, porque nos engañan; en la Tierra no hay más tesoro escondido que el bien que se practica, y si alguna vez se encuentran riquezas enterradas las halla el legítimo dueño de ellas sin aviso ninguno; los espíritus buenos no vienen a hundirnos en la onda de la holgazanería y de la vagancia, al contrario nos inducen al trabajo y al estudio, y se debe desconfiar mucho de los espíritus que se convierten en médicos, porque usurpan el trabajo a los terrenales que estudian cierto número de años para ser útiles a la humanidad.

ESTAMOS EN EL MUNDO PARA ESTUDIAR LAS LEYES DIVINAS

¿Para qué estamos entonces en la Tierra? ¿Para adquirir tras de un fanatismo otro fanatismo, y tras de una superstición otra superstición? ¡No! Y mil veces no; estamos en este mundo para estudiar sus leyes por nosotros mismos engrandeciendo nuestro sentimiento y sublimando nuestras aspiraciones; esta es la misión de los terrenales, no tienen otra cosa que cumplir, y la de los espíritus es demostrarnos como lo vienen haciendo que nuestra historia comenzó no sabemos cuándo, que continuamos escribiendo sus capítulos en la encarnación actual y que su epílogo nunca lo podremos escribir porque vivimos en los brazos del tiempo, y el tiempo es un libro que no se concluirá jamás.

Amalia Domingo Soler

Extracto del capítulo XX, El Estudio del Espiritismo, de la obra: La Luz del Porvenir, y distribuida por el Centro Espírita “La Luz del Camino” de Orihuela (Alicante).

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