Trabaje Con Alegría

(*) Capítulo VI. Acerca del trabajo. 32. Trabaje con alegría.

“El hombre, pues, trabaja por necesidad, por gusto y por deber, obedeciendo de esta forma, a los designios de la Providencia que para con este fin lo puso en la Tierra.” (El Evangelio según el Espiritismo, Cap. II., Ítem 6.)

“Mi Padre trabaja hasta ahora y yo trabajo también” (Juan, 5:17)

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Nadie discutirá contigo cuando digas que el trabajo que haces es duro, monótono, penoso o incluso exasperante.

No habrá discrepancia cuando afirme que cada día tiene que seguir el mismo rito: levantarse temprano, prepararse, salir de casa, enfrentarse a la calle, al tráfico, a los jefes, a los empleados, a los buenos y malos momentos del negocio.

Esta ansiedad diaria a menudo te hace querer parar, terminar tu tiempo de «castigo«, ganar la lotería y no tener que trabajar nunca más; o jubilarte para poder disfrutar de la vida, descansar, viajar, cansarte de nuevo y descansar hasta que no puedas más.

Todo esto tiene que ver con la condición evolutiva de los habitantes de la Tierra. Todo tiene sentido desde el punto de vista de la mayoría equivocada.

Sin embargo, no hay que perder de vista que hay que trabajar con valor para recibir las recompensas de una actividad digna.

Ya que tienes que trabajar para cumplir los deberes de la vida terrenal durante mucho tiempo, ¿por qué no hacerlo con satisfacción; si no con alegría, al menos con disciplina y buena voluntad?

Las personas que necesitan de tu trabajo, sea en el comercio, en la industria, en los servicios o en lo que sea, merecen el respeto de tu atención y el brillo de tu buena disposición para servir. No hay nada peor que ser atendido por alguien con mala actitud, que descarga en el cliente el mal humor resultante de su insatisfacción consigo mismo, con los proveedores, con los repartidores, con los distribuidores, con los jefes o con los empleados.

Quienes dependen de tu cargo, de tu firma en los papeles, de tus valoraciones y opiniones merecen tu competencia, tu prontitud y tu alegría al servirles. Es terrible ser víctima de la burocracia consentida conscientemente.

Es un acto de cobardía moral inaceptable que alguien utilice su posición en cualquier ámbito de la sociedad para pesar negativamente sobre los demás o para exteriorizar sus conflictos de poder y control sobre quienes no pueden defenderse.

Como la vida suele devolvernos lo que le damos, trabajar con alegría y prestar buenos servicios nos dan la certeza de un futuro mejor, cuando las leyes de Dios nos devuelvan a la vida terrenal.

Benedita Maria.

(*) Extraído del capítulo VI. Ítem 32, titulado: Trabaje con alegría; de la obra “Acciones valientes para vivir en paz”; por el Espíritu de Benedita Maria. Psicografía de José Raúl Teixeira.