LAS PLAGAS DEL ESPIRITISMO
Dice Castelar, (muy oportunamente) que no hay ningún hombre a la altura de su idea. Es muy cierto, ciertísimo, por eso sin duda alguna, muchos espiritistas tienen sobra de buena fe, y falta de sentido común, siendo su mayor desgracia la de ser médiums.
Entre las plagas del Espiritismo, figuran en primera línea los médiums ignorantes, aquellos que, con una fe inmensa, creyendo que cada Espíritu es semejante a Cristo, escuchan con el mayor recogimiento las palabras que les dictan los seres de ultratumba, copiándolas con verdadera veneración, aunque sea un escrito, como se dice vulgarmente, sin pies ni cabeza.
En esta clase de comunicaciones, abundan los anuncios proféticos de mejores días, y a veces, por el contrario, predicen calamidades y castigos para las gentes de poca fe. Pero todo esto, dicho con más desatinos que palabras: lo que a nosotros nos causa profunda pena, pues vemos que la ignorancia es perjudicial en todas las escuelas y muy perjudicial también en el Espiritismo Filosófico; porque lo más sublime, lo más grande, lo que más hace pensar y discurrir a los profundos sabios, queda reducido en poder de los ignorantes a una serie de comunicaciones insulsas que hacen reír a los indiferentes, y hacen llorar a los que verdaderamente conocen y estudian las verdades fundamentales del Espiritismo.
Hay una especial monomanía en crear Centros Espiritistas y desarrollar médiums, sin escoger con prudencia un presidente o director que sea medianamente entendido, que sepa distinguir fácilmente el oro del oropel, y no se deje engañar por los espíritus, que tomando nombres retumbantes (que nunca les han pertenecido), dicen las mayores simplezas y majaderías, que son aceptadas como artículos de fe.
LAS COMUNICACIONES DE ULTRATUMBA
Las comunicaciones de ultratumba, que bien comprendidas, dan tanta luz sobre el pasado de las humanidades, sobre el presente de los pueblos y el porvenir de todas las razas… las comunicaciones de espíritus formales y sensatos, que dan tanta resignación a los desgraciados, haciéndoles comprender el porqué de su infortunio, las comunicaciones, que levantan el velo de lo desconocido y presentan nuevos y dilatados horizontes, las comunicaciones que nos hablan de la verdadera historia universal, mostrándonos las cunas de las religiones y los ídolos de los tiempos prehistóricos, las comunicaciones, que nos han revelado la existencia de innumerables humanidades, que habitan los mundos que ruedan en el Universo; las comunicaciones que son ciencia, vida y amor, cuando se las estudia con cordura, cuando no se deja uno seducir por nombres de relumbrón; las comunicaciones que hacen más comprensible la grandeza de Dios, en poder de seres ignorantes, ¡Cuánto daño hacen a la humanidad!
No basta para ser espiritista, decir: “Yo creo que los espíritus se comunican, yo creo que sus consejos son luz y verdad, y que en sus cálculos son infalibles. Yo abdico mi entendimiento y mi voluntad y me someto humildemente a las prescripciones de los espíritus”.
Este modo de creer hace fanáticos, hace de seres racionales instrumentos inconscientes de voluntades de ultratumba, que no se sabe a punto fijo con el rumbo que navegan, pues mal se pueden conocer las intenciones de seres invisibles, cuando muchas veces desconocemos las de aquellos que se llaman nuestros más íntimos amigos.
ESTUDIO Y ANÁLISIS
En el espacio, lo mismo que en la Tierra, cada ser trabaja para engrandecer su ideal favorito, y hay espíritus que aconsejan a sus oyentes, que rindan culto a tal o cual creencia; por esto, lo de menos es recibir comunicaciones de los espíritus, lo que más interesa es estudiar y analizar los dictados de ultratumba, para no ser engañados y servir de juguete a los desocupados del espacio.
Un Espíritu de buena intención, no menciona generalmente su nombre, ¡Se han tenido tantos!… Que es completamente indiferente presentarse con uno o con otro, y si usa algún nombre cuando se familiariza, es indudablemente uno que no tiene importancia histórica de ninguna especie.
La verdadera comunicación, la que da un Espíritu deseoso de ser útil a los terrenales, se distingue por la sencillez y naturalidad del lenguaje, por sus justas y atinadas observaciones, sin llegar nunca al consejo imperativo que se convierte en mandato, sino que, muy al contrario, deja completa libertad de acción a los que moran en la Tierra, pues sin el uso de su libre albedrío, dejaría de ser el hombre, responsable de sus actos.
VANIDAD DE LOS MÉDIUMS
Se conoce la buena influencia del Espíritu cuando el médium no se envanece de las comunicaciones que recibe, y escucha sin lastimarse su amor propio, las observaciones y censuras de que suelen ser objeto sus comunicaciones.
Los buenos médiums, son instrumentos puramente pasivos, que se prestan dócilmente siempre, que los espíritus no molestan en lo más leve su organismo; más desconfíese de todo médium que se enoje porque se le diga que recibe malas comunicaciones, pues tan imperfecto es el Espíritu comunicante, como el transmisor de sus pensamientos.
El estudio razonado del Espiritismo es la vida.
La ciega credulidad en los mandatos de los espíritus, es la muerte de la razón y de la dignidad humana.
No confundamos la luz con la sombra.
No hagamos uso de la ciencia universal, para darle forma al fantasma del oscurantismo.
¡Espiritistas racionalistas! Rechazad con energía las plagas del Espiritismo.
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(Extracto del capítulo XXXI, titulado: LAS PLAGAS DEL ESPIRITISMO, de la obra: La Luz de la Verdad, de Amalia Domingo Soler).
Imagen de portada: geralt.