JESÚS Y KARDEC
Ante la Revelación Divina, asevera Jesús:
– “Yo no vine a destruir la Ley.” Y reafirma Allan Kardec:
– También el Espiritismo dice: -«No vengo a destruir la ley cristiana, sino a darle cumplimiento.»
Ante la grandeza de la vida, exclama el Divino Maestro:
– “Hay muchas moradas en la casa de mi Padre.” Y Allan Kardec acentúa:
– “La casa del Padre es el Universo. Las diferentes moradas son los mundos que circulan en el espacio infinito y ofrecen a los Espíritus, que en ellos reencarnan, moradas correspondientes al adelantamiento que les es propio.”
LA LEY DEL AMOR
Exaltando la ley de amor que rige el destino de todas las criaturas, nos advirtió el Señor:
– “Amaos los unos a los otros como yo os amé.” Y Allan Kardec proclama:
– “Fuera de la caridad no hay salvación.”
Destacando la necesidad de progreso para el conocimiento y para la virtud recomienda el Cristo:
– “No ocultéis la lámpara debajo del celemín.” Y Allan Kardec añade:
– “Para ser provechosa, tiene la fe que ser activa; no debe entorpecerse.”
Enfatizando el imperativo del esfuerzo propio, dice el Señor:
– “Buscad y hallareis.” Y Allan Kardec dispone:
– “Ayúdate que el Cielo te ayudará.”
LA EDUCACIÓN
Destacando el impositivo de la educación, dice el Excelso Orientador:
– “Sed perfectos como es perfecto vuestro Padre Celestial.” Y Allan Kardec suma:
– “Se reconoce al verdadero espírita por su transformación moral y por los esfuerzos que emplea para domar sus malas inclinaciones.”
Enalteciendo al espíritu de servicio, notificó el Eterno Amigo:
– “Mi Padre trabaja hasta hoy y yo trabajo también.” Y Allan Kardec confirma:
– “Si Dios hubiese librado al hombre del trabajo corpóreo, sus miembros estarían atrofiados, y, si lo hubiese librado del trabajo de la inteligencia, su espíritu habría permanecido en la infancia, en el estado de instinto animal.”
Engrandeciendo la responsabilidad, ponderó el Señor:
– “Mucho se pedirá a quien mucho recibió” Y Allan Kardec concluye:
– “A los espíritas mucho será pedido, porque mucho han recibido.”
LA FILOSOFÍA
Exaltando la filosofía de la evolución que nos perfecciona el ser, en la reencarnación necesaria, esclarece el Excelso Instructor:
– “Nadie podrá ver el Reino de Dios si no naciera de nuevo.” Y Allan Kardec proclama:
– “Nacer, vivir, morir, renacer y progresar siempre, tal es la ley.”
Consagrando la elevada misión de la verdadera ciencia, avisa el Maestro de los Maestros:
– “Conoceréis la verdad y la verdad os hará libres.” Y Allan Kardec anuncia:
– ‘‘Fe inquebrantable solo es aquella que puede mirar a la razón cara a cara.”
Tan sumamente identificado con el Maestro Divino surge el Apóstol de la Codificación, que los augustos mensajeros, que supervisan la obra, fueron positivos en esta síntesis que recogemos de la Respuesta a la Pregunta número 627, en el Libro de los Espíritus:
– “Estamos encargados de preparar el Reino de Dios cuyo advenimiento anunció Jesús.”
He aquí porque, ante el primer centenario de las páginas fundamentales de la Codificación, felicitamos en el Espiritismo – Llama de la Fe Viva que resplandece sobre el combustible de la Filosofía y de la Ciencia – al Cristianismo Restaurado o la Religión del Amor y de la Sabiduría, que, partiendo del Espíritu Sublime de Nuestro Señor Jesucristo, encontró en Allan Kardec el fiel reflector para la liberación y ascensión de la Humanidad entera.
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Emmanuel (Espíritu)
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Extraído de la obra: TRÉBOL DE IDEAS; capítulo 18, con el título: Jesús y Kardec. Por el Espíritu de Emmanuel. Psicografía de Francisco Cándido Xavier.