LA LUZ CLARA DEL ESPIRITISMO
Las religiones deben cambiar de rumbo y progresar como progresa toda la Creación y seguir la marcha ascendente de las ideas. La humanidad ha tenido una infancia muy prolongada; justo es que, entre el periodo de la juventud, de la virilidad, de la fuerza, del entusiasmo y del deseo, trabaje para sí misma. Que se instruya, que lea en la obra del texto de la Creación, que en la Biblia de la naturaleza estudie la historia sagrada de los siglos.
¡Que por medio de la astronomía se entere de la historia universal de los planetas! ¡Que le pida a la geología la historia de la formación de la Tierra que cuenta por millones de siglos su avanzada edad, y que vaya leyendo en las capas terrestres las memorias de las generaciones que pasaron! ¡Que interrogue a la Hidrografía y que ésta le cuente la historia y los secretos de los mares, donde la vida se manifiesta en sus más recónditas profundidades!
LAS MARAVILLAS DE LA CREACIÓN
Ante las maravillas de la Creación, esa inmensa obra que nadie vio comenzar, ni nadie le verá el fin; la imaginación se abisma en medio de tanta grandiosidad, y todas las religiones de la tierra nos parecen cuentecitos, leyendas infantiles, consejos tradicionales, fábulas piadosas, místicas fantasías. Nos parece el mundo de lo infinitamente pequeño, mirando con el gran microscopio del tiempo, lente de un aumento tan prodigioso que centuplica el tamaño de cuanto se mira a través de sus cristales.
Porque, ¿quién al contemplar la Creación no se ha sentido dominado por un sentimiento de admiración indescriptible, y ha buscado en los astros que sonríen en el firmamento la mirada magnética de Dios? A las religiones se las ve nacer, y se las verá morir; pero la verdadera religión, la aspiración suprema del alma, el amor divino del Espíritu, la intuición deísta que hay en el hombre, esa inteligencia secreta que reina entre Dios y las humanidades, esa durará tanto como nuestra vida… ¡Es eterna! La humanidad tiene que ser deísta, siempre le quedará a los hombres ¡Un Dios a quién adorar y un infinito para vivir!
LAS BASES DEL ESPIRITISMO
El Espiritismo es fuerte, porque se apoya en las mismas bases de la religión; Dios, el alma, las penas y las recompensas futuras, sobre todo porque presentan esas penas y esas recompensas como naturales consecuencias de la vida terrestre y porque nada del cuadro que ofrece del porvenir puede ser rechazado por la razón más exigente.
Muy equivocada idea se tendría del Espiritismo si se creyera que toma su fuerza en la práctica de las manifestaciones materiales, y que dificultando éstas, pueden minársele por su base.
Su fuerza reside en la filosofía, en el llamamiento que hace a la razón y al sentido común.
En la antigüedad eran objeto de estudios misteriosos, cuidadosamente ocultos a los pueblos: hoy no tiene secretos para nadie, habla un lenguaje claro, sin ambigüedad, en él nada hay místico, nada alegórico susceptible de falsas interpretaciones.
Quiere ser comprendido por todos, porque ha llegado la época de hacer conocer a los hombres la verdad; lejos de oponerse a la difusión de la luz, la quiere para todos; no exige una creencia ciega, sino que quiere que se sepa porqué se cree, y apoyándose siempre en la razón, será siempre más fuerte que los que se apoyan en la nada.
SU MISIÓN
¿Qué hace la moderna ciencia espiritista? Reúne en un cuerpo lo que estaba esparcido; explica en términos propios lo que sólo estaba en alegóricos; rechaza lo que la superstición y la ignorancia han engendrado, para no dejar más que lo real y positivo.
Esta es su misión; pero la de fundadores no le pertenece. Enseña lo que es, coordina, pero no crea, porque sus bases han existido en todos los tiempos y lugares. La creencia espirita, no se impone ni se cree que fuera del Espiritismo, no haya dicha posible, nadie tiene el exclusivismo.
Kardec en su libro de los Espíritus, pregunta: ¿Es preciso hacer profesión del Espiritismo y de creer en las manifestaciones, para asegurar nuestra suerte en la vida futura?
Si fuese así, diríase que todos los que en él no creen o no han estado en disposición de ilustrarse sobre el particular, estarían desheredados, lo que es un absurdo. El bien es lo que asegura la suerte venidera y el bien es siempre bien, cualquiera que sea el camino que a él conduzca.
La creencia en el Espiritismo ayuda a mejorarse fijando las ideas sobre ciertos puntos del porvenir, apresura el progreso de los individuos y de las masas, porque nos permite hacernos cargo de lo que un día seremos; es un punto de apoyo, una luz que nos guía.
El Espiritismo enseña a soportar las pruebas con paciencia y resignación; aparta los hechos que puedan retardar la dicha futura, y así es como ésta contribuye, pero no hay que decir que, sin él, no pueda conseguirse aquélla.
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LA LUZ CLARA DEL ESPIRITISMO. Extraído del capítulo II; “Ventajas de la comunicación con los seres espirituales”; de la obra: La Luz del Porvenir).
Imagen de portada: Geralt.