INTENTAR Y ACTUAR
«Y haced senderos rectos para vuestros pies, para que el que cojo no se desvíe, sino que más bien se cure.» — Pablo. (Hebreos, 12:13.)
El hombre bienintencionado reflexionará intensamente acerca de mejores caminos, alimentando ideales superiores e inclinándose a la bondad y a la justicia.
Sin embargo, convengamos en que solo la buena intención no le traerá grandes beneficios si la misma no se ha unido a la esfera de las realidades inmediatas en la acción recta.
Es necesario meditar en el bien; no obstante, es imprescindible ejecutarlo.
La Providencia Divina rodea el camino de las criaturas con el material de edificación eterna, haciendo posible la construcción de «senderos rectos» a los que Pablo de Tarso hace referencia. Semejante realización es indispensable por parte del discípulo, porque alrededor de sus caminos siguen los cojos.
Los prisioneros de la ignorancia y de la mala fe se arrastran como pueden, en las márgenes del servicio de orden superior y, de vez en cuando, se aproximan a los servidores fieles de Cristo, y les proponen medidas y negocios que se ajusten a la mentalidad inferior de aquellos.
Solamente los que construyen senderos rectos escapan a sus asaltos sutiles, defendiéndose y ofreciéndoles también nuevas bases para que no se desvíen enteramente de los Designios Divinos.
Aplica siempre tus buenas intenciones en el plano de las realidades prácticas, a fin de que tus buenas obras se iluminen de amor y para que tu amor no sea huérfano de buenas obras. Haz esto por ti, que necesitas de elevación, y por aquellos que aún te buscan cojeando.
Emmanuel (Espíritu).
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Extraído de la obra: Pan Nuestro. Capítulo 86. INTENTAR Y ACTUAR. Por el Espíritu de Emmanuel, psicografía de Francisco Cándido Xavier.
Imagen de portada: zapCulture.