La Envidia

La envidia es la pasión más execrable

que puede alimentar el pensamiento;

ella es nuestra enemiga inexorable,

la que nos envenena con su aliento.

*

Cuando nacemos mece nuestra cuna,

turba después los juegos de la infancia,

y de la juventud sin duda alguna

disipa de sus flores la fragancia.

*

Torpe reptil que sobre el mundo arroja

virus fatal, ponzoña maldecida;

la que nos va manchando hoja por hoja

las páginas del libro de la vida.

*

Por ella se comete el homicidio,

por ella la calumnia nos persigue;

por ella busca el hombre en el suicidio

consuelo a su dolor, que no consigue.

*

En el lenguaje humano no hallo frase

que pinte bien lo que la envidia encierra;

solo puedo decir que ella es la base

del exterminio y de la infausta guerra.

*

Delito capital que nos abruma,

que nos impele al fondo del abismo,

que multiplica la terrible suma

de la cuenta fatal del egoísmo.

*

Por desgracia a este tósigo infalible

antídoto no hallaron todavía;

pero como no existe el imposible

para el que hizo la luz y la armonía.

*

Le dio a cada mortal un claro espejo

con juez incorruptible en su sentencia;

un mentor que jamás niega un consejo,

que el lenguaje vulgar llama conciencia.

*

Pero viendo que el hombre no escuchaba

la misteriosa voz de su pasado,

y que de su destino murmuraba,

un ángel protector puso a su lado.

*

El que nos cuenta nuestro ayer perdido

en comunicación ultra terrena;

y por ella el mortal ha comprendido

que cada uno se forma su colmena.

*

Que en Dios no existe preferencia alguna,

pues no hizo reyes ni profundos sabios;

Él nos creó sin distinción ninguna;

privilegios en Él fueran agravios.

*

Nos dio para elegir libre albedrío,

por esfera de acción tiempo y espacio;

todos pueden decir: –El orbe es mío,

y tengo el infinito por palacio.

*

Ninguno es más que yo, ni yo más que otro,

todo es cuestión de tiempo y de trabajo:

Que derribado de la envidia el potro

ya no nos hiere su constante tajo.

*

¡Bello es vivir si al declinar la tarde

nos dice un eco que en los bosques zumba!:

El sacro fuego que en tu mente arde

irradiará mañana en ultra tumba”.

*

¡Atrás, envidia, con tu negro manto!…

Ya no nos hieren tus punzantes flechas,

que el hombre ha comprendido en su adelanto

que en la vida no hay más, que espacio y fechas.

*

¡Espiritismo! ¡Antídoto supremo!…

Tu razón la victoria ha conseguido;

por ti el hombre dejó de ser blasfemo

pues conoció el progreso indefinido.

*

(Madrid) – Amalia Domingo Soler.

(Publicado en la Revista Espiritista. Periódico de Estudios Psicológicos de Barcelona. Nº5. Mayo de 1875).

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