(1) «Humildad consciente, humildad de verdad, no aparente. Ahora sois como la luz de una cerilla, pero con humildad, llegaréis a ser una gran llama, que alumbrará a los que no ven todavía«.
La humildad es una virtud humana, y opuesta a la soberbia. Si la humildad es consciente, es porque aceptamos nuestros defectos, después de llegar a conocernos realmente a nosotros mismos. En este conocernos, nos damos cuenta no solo de los defectos, limitaciones, errores, tendencias…; también nos encontramos con la realidad, con la verdad.
Esta verdad, realidad, consciencia, nos hace ser más cercanos a todas las personas, circunstancias y situaciones.
Y nos impulsa a tener un trato igualatorio; a confiar más, a no ser tan egoístas, egocéntricos; a escuchar más; a ser realmente personas conscientes.
Cuando se llega a este grado de conocimiento de uno mismo; de lo que carece, de lo que le queda por conocer y aprender en la vida, es cuando empieza uno a percibir la grandeza del Creador, que nos ha dado la vida, todo lo que esta vida conlleva, que no apreciamos ni agradecemos suficientemente.
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(1) Ideas recibidas mediúmnicamente en el Centro Espírita Hogar Fraterno a lo largo de varios años.