El Mundo Verdadero Está Oculto

PÁGINAS DE OTRO TIEMPO

Lo que ven vuestros ojos, lo que tocan vuestras manos, no son sino sombras, y el sonido que hiere vuestros oídos no es más que un eco grosero de la voz íntima y misteriosa que adora, ruega y gime en el seno de la Creación. Porque toda criatura gime y padece, esforzándose por nacer a la vida verdadera, y pasar de las tinieblas a la luz, de las regiones imaginarias a la región de las realidades.

Ese sol tan brillante, tan bello, no es sino el velo, el emblema del verdadero sol, que ilumina y vivifica las almas.

Esta tierra tan rica, tan esmaltada de verdes matices, no es sino el pálido sudario de la naturaleza; porque la naturaleza, degradada como el hombre, bajó con él a la tumba: empero, como él, resucitará a una nueva vida.

Bajo esa grosera envoltura de carne, parecéis un viajero que, dormido por la noche en su tienda, ve o cree ver pasar fantasmas junto a su lecho.

El mundo verdadero está oculto para vosotros bajo un velo impenetrable. El que se recoge al seno de su alma, logra entreverlo en lontananza.

Un secreto poder, que dormita en su interior, despierta un momento, alza la punta del velo que sujeta el tiempo con su mano arrugada, y los ojos del alma se deleitan en las maravillas que contemplan.

Sentados estáis a las orillas del océano de los seres; pero no podéis penetrar en el fondo. Camináis a obscuras por las riberas del mar, y no veis sino la ligera espuma que dejan tras de sí las olas.

¿Con qué otra cosa podré compararos?

Sois como el feto en el vientre de la madre, esperando la hora del nacimiento: sois como el insecto volátil en el cuerpo del gusano que rastrea por el suelo, deseando salir de esta prisión terrestre para elevar su vuelo hasta las nubes.

LAMENNAIS. París 1832.

(El mundo verdadero está oculto. Publicado en la revista mensual LUMEN, Tarrasa, 15 de septiembre del año 1900).

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