Donde reina el bien general, no entra la maldad, igual que donde hay luz, no hay oscuridad. (1).
Siendo Dios el principio de todas las cosas, y este principio, todo bondad, todo justicia; lo que de Él proceda ha de tener sus atributos, y, por lo tanto, la maldad no puede proceder de Él. Por eso la maldad no es un atributo del ser espiritual.
Pero el mal existe, luego tiene una causa. El mal es de distintos tipos: tenemos el mal físico y el mal moral. También males que el hombre puede evitar, y los que no dependen de su voluntad, como plagas o desastres naturales.
Por eso nos ha puesto Dios las Leyes Divinas, para que, ajustándonos a ellas, sigamos un sendero con menos conflictos; a progresar con menos dolor; crecer más nuestra conciencia, y comprender que la conducta correcta es la bondad, hacia todo y todos, y de todos hacia todos.
Conseguir este estado de bien general es la clave para la paz universal, muy lejos de lo que tenemos ahora, pero que hay que trabajar en esa dirección.
Lo mismo que el frío es falta de calor, y donde hay oscuridad no hay luz; el mal es ausencia del bien, de bondad.
La maldad procede del hombre, de su ignorancia y egoísmo. Solo él puede evitarlo y vencerlo. Depende de su voluntad, de su intencionalidad.
(1) «Donde reina el bien general«. Ideas recibidas mediúmnicamente en el Centro Espírita Hogar Fraterno a lo largo de varios años.
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