Distracciones

Cuando te elevas por encima de las vicisitudes humanas logras superarte a ti mismo, restableciendo tu seguridad y ofreciendo, al mismo tiempo, la confianza necesaria en aquellos que se sienten vinculados a ti, en la intención de auxiliarte en el sendero de la ascensión espiritual, que nadie supone fácil.

Muchas etapas que podrían haber sido vencidas fueron postergadas por las distracciones del camino, que aumentan a medida que el viajero se acostumbra a ellas.

Se pierde así la meta o el punto de su objetivo debido a tantas demoras innecesarias provocadas por esos pasatiempos, que nada tienen de constructivos. No obstante, se persiste en ellos, buscando sensaciones renovadas y que no aportan nada como no sean expectativas, cansancio y frustración…

Mientras acaricias quimeras mentales que a nada conducen, mentes ociosas te hostigan para que te conviertas en su instrumento, importándoles poco tu realidad, pasado el momento de la ilusión.

Quien se habitúa a deslizarse aguas debajo de las pasiones disolventes, acaba por ser presa de sus propias debilidades que no encontraron en su voluntad, el dique de contención indispensable que impide el desenfreno.

Es imprescindible renovar el panorama mental, bastante fustigado por hechos e ideas exteriores, a fin de alcanzar una sensación de paz, lo suficientemente tranquilizadora como para borrar las imágenes hipnóticas que te son inducidas.

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Ante las futuras acciones que los accidentes del camino pudieren aportar, sugerimos la conveniencia siempre valiosa de la oración y la persistencia en continuar la marcha programada, con la seguridad que, momentáneamente, no hay mejor alternativa a seguir.

Cosme Mariño (Espíritu)

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Extraído de la obra: PROSIGAMOS. Capítulo 5. Distracciones. Por el Espíritu de Cosme Mariño; psicografía de Juan Antonio Durante.

Imagen de portada: Futuregirl.

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