Defendámonos

Defendámonos

Frente a las fuerzas de la sombra que pueden amenazar tu corazón, cálmate y espera…

Si la serpiente de la envidia envenena tu alegría, recuerda que la criatura envidiada a menudo lleva consigo dolorosas heridas de angustia, bajo el engañoso manto de las apariencias.

Imagen: JESUS_is_our_HOPE

Si el dragón de los celos acecha tus pasos, no olvides que todos nuestros afectos pertenecen a Dios nuestro Padre, que nos los presta, para que, a través del desarrollo y la renuncia, adquiramos el verdadero amor por la eternidad.

Si la grajilla de la soberbia grita mentiras a tus pensamientos, impulsándote a evidencias indebidas entre los que te rodean, no olvides que el tiempo lo renovará todo, conservando solo los valores inmarcesibles del espíritu.

Ante el león invisible de la ira que puede absorber tu emoción, nublando tu razonamiento, es seguro que un minuto de desesperación puede sumirte en muchos siglos de criminalidad y locura.

Si las larvas de la pereza invaden tu cabeza e inmovilizan tus manos, convéncete de que un día de inercia en el bien es una ganancia indiscutible para el mal que nos rodea y que responderemos, en todo momento, en la Contabilidad Celestial por el descuido de las horas perdidas.

A cada momento, el cambio espía nuestra existencia, a través de mil maneras.

Mantengámonos en el servicio incesante del amor puro y simple, entendiendo que solo construyendo la felicidad para los demás lograremos nuestra propia felicidad.

Y es buscando encender la luz divina en nosotros mismos, que nos retiraremos definitivamente del ancho cañón de la ilusión y el desencanto, de la culpa y la redención, del desequilibrio y la muerte.

Emmanuel (Espíritu)

Extraído de la obra: Pasos de la vida. Con el título: «Defendámonos». Capítulo 7. Psicografía de Francisco Cándido Xavier.

Imagen de portada: geralt.

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