En la obra “El Consolador”. 2ª parte, capítulo IV; bajo el título: Iluminación; el venerable Espíritu de Emmanuel, a través de la Psicografía de Francisco Cándido Xavier, contesta a una pregunta que le formulan, explicando la diferencia entre creencia e iluminación. Consideramos interesante reproducir sus palabras para poder comentarlas, ya que son muy interesantes y nos pueden servir de estudio y aprendizaje para todos.
220.- ¿Hay alguna diferencia entre creencia y la iluminación?
Emmanuel. – “Todos los hombres de la Tierra, aún los propios materialistas, creen en alguna cosa. Todavía, son muy pocos los que se iluminan. El que cree, apenas admite; pero el que se ilumina vibra y siente…”.
Como nos dice el mentor espiritual, las creencias son comunes a todas las personas. El ser humano siempre aspira a algo, a conseguir algo que cree que puede alcanzar, sea material o espiritual. El que cree admite, cada uno con sus diferentes grados de convicción, aquello que algún día alcanzará… o no.
El que se ilumina ya siente, vibra y vive aquello en lo que cree; no depende de agentes externos, sabe que lo va a alcanzar, no tiene la menor duda. En cierto modo, ya lo ha conseguido.
Emmanuel. – “El primero depende de los elementos externos, en los cuales coloca el objeto de su creencia; el segundo es libre de las influencias exteriores, porque hay bastante luz en su propia intimidad, de modo que puede vencer con coraje las pruebas a que fue sometido en el mundo…”.
El primero a de lidiar con la incertidumbre; depende de lo que ocurra a su alrededor, su creencia aspira a cumplirse en función de una serie de requisitos que se deben de concretar.
El segundo no prioriza lo exterior, las influencias exteriores no le condicionan ni le cambian el rumbo; se siente seguro en base a esa luz que le guía desde dentro de su alma; esta le sostiene ante las pruebas y le anima a seguir adelante, seguro de la victoria final.
Emmanuel. – “Es por esa razón que los espiritistas sinceros deben comprender que no basta creer en el fenómeno o en la verdad de la comunicación con el Más Allá, para que sus sagrados deberes estén totalmente cumplidos, pues la obligación primordial es el esfuerzo, el amor al trabajo, la serenidad en las pruebas de la vida, el sacrificio de sí mismo, de modo de entender plenamente la ejemplificación de Jesús-Cristo, buscando su divina luz para la ejecución de todos los trabajos que les competen en el mundo.
El verdadero espiritista no está condicionado por el fenómeno; realmente no lo necesita, aunque conviva con él. La mediumnidad pasa a ser un agente secundario que complementa, pero no determina su actitud ante las pruebas inherentes a la vida.
Por otro lado, la iluminación interior es esa vibración, ese sentimiento reforzado por una firme convicción que le impulsa al sacrificio, al trabajo constante. Se trata de un deber que no permite excusas ni condiciones. Es el requisito indispensable para encontrar la verdadera luz del Maestro que le ha de guiar hacia el éxito, en la noble empresa de su crecimiento espiritual.
Lamentablemente, todavía nos queda un largo camino para alcanzar esa deseada iluminación, como nos explica el venerable Emmanuel. Hoy día, por desgracia, muchos espiritistas nos vinculamos en demasía a los médiums y les exigimos respuestas; que nos sirvan de puente para que nos calmen las ansiedades e incertidumbres. Como si fuesen privilegiados que, aprovechando su coyuntura espiritual como intermediarios, nos tuvieran que trazar determinadas directrices de actuación, remedios, etc., propuestos por los Espíritus que comunican a través de ellos. Hasta incluso, que nos predigan el final de aquellas cosas, muy variadas, que nos preocupan o atormentan.
Olvidamos que la doctrina espírita nos ofrece un amplio campo de estudio, donde podemos encontrar las respuestas a los problemas esenciales del ser humano. Nos explica las razones del dolor y el sufrimiento, la transitoriedad de la vida, la certeza en el porvenir, etc.
Por eso, hay que entender que no hay fórmulas mágicas, ni recetas fáciles para los problemas de la vida; comunes a todos, por cierto. Los mejores remedios pasan por la resignación, la paciencia, el trabajo constante, el sacrificio y el estudio, para avanzar con paso firme hacia la iluminación interior.
Ejemplos a lo largo de la historia no nos faltan, empezando por el propio Maestro Jesús, que no esquivó ninguna contrariedad de la vida, especialmente durante su cautiverio y crucifixión final.
Sin necesidad de irnos tan lejos, tenemos ejemplos a nuestro alrededor que nos enseñan el camino, son personas comunes y corrientes; quizás sus creencias no concuerden con las nuestras, pero sus valores y actitudes positivas ante los problemas dice mucho de ellas.
No podemos olvidar nunca que el espiritista no es un ser privilegiado, ni que dispone de concesiones especiales para transitar más cómodamente que los demás mortales. Nada de eso.
Por lo tanto, para adquirir la verdadera iluminación interior es preciso pagar el precio del sacrificio y la abnegación, no hay otro camino; depositando siempre nuestra confianza en Dios, que nunca nos abandona y siempre nos guía.
Más concretamente, sensibilizándonos lo suficiente para elevar nuestro nivel vibratorio, que nos permita sentir esa luz maravillosa que palpita a nuestro alrededor y que es de origen divino. Lo tenemos al alcance de la mano, pero nos lo debemos de ganar en el día a día.
Redacción Hogar Fraterno.
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A mí modo de ver, en éste artículo basado en la enseñanza del Espíritu Emmanuel, se hace patente la diferencia entre las personas que «se creen iluminadas por la mediumnidad» y te dicen: -yo soy médium-; de las otras que realmente lo son.
Por regla general, cuando me encuentro ante alguien que exibe tal «característica» la reacción que siente mi sentido común es la misma que la de un gatito ante un cubo de agua..
Lo siento mucho por la persona que se auto-presenta de esa forma. El requisito para conseguir la deseada iluminación está muy claro, según mi opinión, en éste artículo y en las muchas lecturas que los espiritistas tenemos a nuestra disposición y, que nos llevan al estudio constante para poder realizar el trabajo de auto-renovación personal.
Muchas gracias.