Complicadas Venganzas Domésticas

Complicadas venganzas domésticas.

“Los verdaderos lazos de familia no son, pues, los de la consanguinidad, pero los de la simpatía y de la comunión de pensamientos que unen a los Espíritus antes, durante y después de la encarnación.”

(El Evangelio según el Espiritismo, Cap. XIV., Ítem 8.)

“Si, efectivamente, la casa fuera digna, que tu paz venga sobre ella.” (Mateo; 10:13).

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Es bastante habitual que el espíritu humano exteriorice los contenidos que llenan su intimidad, lo que nos lleva a comprender que, en realidad, hablamos de lo que inunda nuestro ser más íntimo.

Sin duda, hay muchas cosas buenas, bellas y útiles que salen del centro del alma humana y que hacen que la vida crezca y brille. Sin embargo, es triste ver que la mayoría de las veces estas exteriorizaciones dejan al descubierto los contenidos malsanos de nuestro ser.

En nuestro círculo de compañeros más cercanos y en la vida familiar, nos encontramos con algunas reacciones del individuo que se parecen mucho a procesos vengativos ante situaciones que le desagradan.

Cuando ocurre un desacuerdo entre marido y mujer, es común que uno le niegue la palabra al otro. En lugar de aprovechar ambos el momento de dureza o desencuentro, para no repetirlo, los cónyuges callan, complicando aún más la situación.

Sintiéndose explotadas por maridos e hijos indiferentes, a menudo vemos a las compañeras salar o quemar la comida, cuando no se niegan a prepararla. Cuando deberían llamar a sus afectos por la necesidad de cooperación doméstica, muchas esposas y madres ensanchan las distancias afectivas que presagian dramas mayores.

¿Cuántas parejas se abalanzan sobre el otro y se agreden física y moralmente porque no consiguen llevarse bien?

¿Cuántos cónyuges imponen silencio sexual a sus parejas, ignorando las necesidades y carencias del otro, sentando las bases para el enfriamiento de los afectos, futuras traiciones o la ruptura de la relación?

Cuando el amor preside nuestras relaciones, ya sea en el campo de las amistades o en el seno de la familia, hay lugar para las discusiones, las reprimendas, los enfados y las tensiones; pero para cada uno de estos movimientos del alma hay madurez, diálogo claro, comprensión adulta, calma y ternura, que no deja lugar a la venganza, que siempre es peligrosa, porque donde hay la claridad del amor se disipa cualquier sombra.

Benedita Maria.

(*) Extraído del capítulo IX. «Acerca del Hogar»; Ítem 48, titulado: Complicadas venganzas domésticas. Del libro: “Acciones valientes para vivir en paz”; por el Espíritu de Benedita Maria. Psicografía de José Raúl Teixeira.

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