Amistades Verdaderas

Amistades Verdaderas

Nadie puede sentir, al estar con un enemigo, placer igual al que se siente en la presencia de un amigo.” (El Evangelio según el Espiritismo, Cap. XII., Ítem 3.)

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“Seréis mis amigos si hacéis lo que os mando.” (Jo, 15:14)

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Es muy común que en los grupos de amigos haya quienes sólo aceptan la amistad cuando todos hacen por ellos lo que ellos no se animan a hacer por sí mismos. No; tales posturas no pueden caracterizar la verdadera amistad, sino más bien juegos de intereses.

Hay otros individuos que creen que para que alguien les demuestre verdadera amistad, tienen que ir con ellos a donde quieran y estar de acuerdo con cualquier cosa. Esto nunca es propio de la amistad, sino del amiguismo, la conveniencia o cualquier otro sentimiento por el estilo.

La verdadera amistad, aunque sencilla, es portadora de equilibrio ético y no está dispuesta a descender a profundidades morales sólo para agradar.

Cuando los supuestos amigos asumen todo lo malo y lo peor, escudándose cada uno en el pacto de silencio del otro, estamos ante una camarilla, ya no ante un grupo de amigos.

Los verdaderos amigos, en virtud del sentido del cuidado que alimentan, siempre tienen el valor de cumplir con su deber de aplaudirse, elogiarse y animarse mutuamente cuando producen actitudes cotidianas felices, moralmente elegantes y buenas. Por otra parte, no pierden la oportunidad de llamarse la atención mutuamente cada vez que les rodea el peligro o les amenaza la osadía del mal.

La verdadera amistad siempre es buena; siempre es para el bien y para el progreso.

Benedita María (Espíritu)

Capítulo III. Acerca de la Amistad. «Amistades Verdaderas«. Extraído del libro: “Acciones valientes para vivir en paz”; por el Espíritu de Benedita Maria. Psicografía de José Raúl Teixeira.

Autor de la imagen de portada: Dimhou.

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