Los diversos caminos del progreso según Amalia
Dijo César Cantú que el mismo error ayuda al progreso y es una gran verdad; la escuela más retrógrada, los hombres más fanáticos son instrumentos valiosísimos para demostrar todo el horror de la sombra y toda la belleza de la luz…
La experiencia nos ha hecho optimistas; habiendo adquirido el íntimo convencimiento que en la cumbre de la sabiduría y en la cúspide de la virtud, hay un sol esplendente cuyo calor presta vida a las humanidades, cuya luz ilumina el fondo de los insondables abismos y las inmensidades de los cielos. Ese sol es el progreso, ¿Y qué es el progreso? Es la personificación de Dios, (si a Dios se le puede personificar).
El progreso es la eterna aspiración de todos los pueblos, es la suma de todos los adelantos, es la síntesis de todas las ciencias, es el verdadero culto que rinde la humanidad al Ser Omnipotente. Para llegar a ese foco luminoso, ¿No se puede recorrer más que un camino? ¿No hay más que una senda por la cual podemos avanzar?
Las letras del alfabeto de Dios son los mundos; pero ¿Puede comprender el niño el significado de esas letras? Todos sabemos cuántos desvelos les cuesta a los maestros de instrucción primaria enseñar a los pequeñuelos a unir las letras, formar sílabas y conocer el valor de las palabras; y el cuidado especial que han de tener para no perturbar su inteligencia con penosos estudios superiores al desarrollo de su entendimiento. Pues de igual manera las humanidades tienen su infancia, su juventud, su edad madura y otra edad que no tiene nombre en la Tierra, en la cual el Espíritu sin la torpeza del niño y el atolondramiento de la juventud, busca en la ciencia la esencia de Dios, y en el amor, el hálito divino del Ser Supremo.
Decía un filósofo que con la impaciencia no se resuelve ningún problema; y es muy cierto, no se consigue mayor suma de adelanto por destruir los monumentos del pasado, es mucho más seguro dejar que las piedras de los templos se cubran de hiedra y el peso abrumador de los siglos derrumbe sus altares.
Todo trabajo que se hace antes de tiempo no sirve más que para levantar sobre los escombros de la impaciencia las nuevas torres de grandiosas basílicas. Los adoradores del progreso no tenemos que destruir las viejas instituciones, ellas caen bajo la pesadumbre de sus vicios.
Por regla general cuando una escuela filosófica pronuncia su credo, cuando unos cuantos hombres de buena voluntad se unen para estudiar y propagar un ideal que les parece mejor porque es más nuevo, (y por lo tanto no han podido ver más que su parte bella) lo primero que se hace es proclamar todas las excelencias de aquel ideal filosófico, repitiendo mil y mil veces que sólo con aquellas creencias se salvará la humanidad; y el Espiritismo no podía salvarse de esa crisis de entusiasmo, siendo nosotros los primeros que hemos dicho que el Espiritismo es la Ciencia Eterna porque es la verdad del Ser, que es la luz del infinito porque pone en relación a las humanidades desarrollando la razón, elevando las virtudes y desdeñando las milagrosas santidades…
…dominados por el más noble y generoso entusiasmo, impresionables por naturaleza, sedientos de verdad y de justicia, encontramos en el estudio del Espiritismo, luz para los ciegos de entendimiento; pero la experiencia nos ha demostrado que así como los oculistas cuando curan a sus enfermos no les dejan ver la luz con todo su esplendor el primer día que les quitan, mejor dicho, que les levantan el vendaje, sino que paulatinamente la van graduando para que los rayos solares no destruyan en un segundo todo su trabajo, de igual manera las inteligencias necesitan prepararse para recibir los destellos luminosos de las verdades científicas del Espiritismo, para no sufrir el deslumbramiento por el exceso de luz.
No siempre lo bueno es bueno, dice un antiguo adagio, y es muy cierto. Nada más hermoso que la verdad cuando el Espíritu tiene entendimiento suficiente para apreciarla en su inmenso valor, y nada más perjudicial para una imaginación ofuscada por el fanatismo o adormecida por la ignorancia.
El Espiritismo es luz de vida para las inteligencias educadas, preparadas por el estudio y la observación…
…Nos hemos persuadido que al encontrarnos los hombres en el camino de la vida no nos debemos preguntar mutuamente en qué creemos, sino de qué manera ocupamos y empleamos nuestro tiempo. El nombre de la creencia religiosa, política o filosófica que tengamos y a la cual ajustamos nuestros actos es lo que en realidad tiene menos importancia; nuestros hechos únicamente son los que deben fotografiar nuestras creencias.
Antes que todo hay que tolerarse los unos a los otros, considerando que no hay hombre inútil, y aquel que parece más humilde y más insignificante, en un momento dado, quizá en la hora de mayor tribulación presta grandes y señalados servicios a la causa redentora del progreso universal.
El verdadero espiritista se fija poco en la cuestión de nombres, porque comprende perfectamente que el materialista de hoy quizá es el religioso mal intencionado de ayer que comerció con los milagros y las apariciones. Es lo de menos decir creo en Dios: lo que es necesario, lo que es de imprescindible necesidad, es cumplir sus leyes siendo útil a la humanidad, sea cual sea la escuela a la que se pertenezca.
Dicen que la lucha de las inteligencias es el oleaje del infinito, convenido, pero se debe luchar sin herirse los unos a los otros ¿Para qué? Si todos, absolutamente todos trabajamos para un mismo fin.
Amalia Domingo Soler
Extracto del capítulo XXIII, “Los diversos caminos del progreso”, de la obra: La Luz del Porvenir, y distribuida por el Centro Espírita “La Luz del Camino” de Orihuela (Alicante).