Los Acontecimientos De Hydesville

EL FENÓMENO

En la noche del 28 de marzo de 1848, en las paredes de madera de la cabaña de John D. Fox, comenzaron a sonar golpes que causaban incomodidad al perturbar el sueño de la familia, que en su totalidad era metodista.

Hermanas Fox.

Las niñas Katherine de 9 años de edad, y Margaretta, de 12 años, corrieron para el cuarto de los padres, asustadas con los fuertes golpes en las paredes y en el techo de su cuarto.

Esta cabaña, situada en la aldea de Hydesville, en el condado de Wayne, Estado de Nueva York, había sido construida en un terreno pantanoso. Los cimientos eran de piedra y de ladrillos hasta la altura del sótano, y de ahí para arriba surgían paredes de tablas. Sus últimos ocupantes habían sido los Weekmans, que posteriormente también confesaron haber escuchado allí golpes en la puerta, pasos en el sótano y otros fenómenos inexplicables.

En el día 31 de marzo de 1848 la familia Fox se acostó más temprano que de costumbre, ya que hacía tres noches seguidas que no conseguían dormir. Fue severamente recomendado a las niñas -ahora durmiendo en el cuarto de sus padres- que no se refirieran a tales ruidos, mismo que ellas los escuchasen.

Sin embargo, nada impidió que poco después los golpes volvieran, siendo a veces verdaderos estruendos que hacían temblar hasta los muebles del cuarto.

Las niñas se sentaron en la cama, y el Sr. John Fox tomó la resolución de hacer una búsqueda completa en el interior y en el exterior de la pequeña vivienda, pero nada encontró que explicase aquel misterio.

EL DIÁLOGO

Kate, la hija menor del matrimonio, muy sagaz y ya acostumbrada al fenómeno, en un momento dado, se puso a imitar los golpes con sus dedos sobre el mueble, mientras exclamaba lo siguiente en dirección al punto donde los ruidos eran más constantes: “Vamos, Old Splitfoot -Vieja pata hendida o demonio- haz lo que hago.” De repente los golpes del “desconocido” se hicieron escuchar en igual número, y paraban cuando la niña también paraba.

Margaretta, jugando, le dijo: “Ahora haz lo mismo que yo: cuenta uno, dos, tres, cuatro”, y al mismo tiempo daba pequeños golpes con los dedos. Este pedido fue plenamente atendido, lo que dejó a todos estupefactos y miedosos.

Estaba establecida la comunicación de los vivos con los muertos, y se instalaba una nueva era con más fuertes esperanzas, y con la demostración de la prueba de la continuidad de la vida más allá de la tumba.

Casa original.

En aquella misma noche del 31 de marzo, varias preguntas fueron hechas por los dueños de la humilde casa y por algunos de los innumerables vecinos allí llamados, obteniéndose siempre -por un cierto número de golpes- respuestas exactas a las preguntas formuladas. El comunicante invisible contó aún su propia historia: había sido vendedor ambulante, que antiguos habitantes de aquella casa habían asesinado hacia unos cinco años, para robarle el dinero que traía; su cuerpo se encontraba sepultado en el sótano, a diez pies de profundidad.

EL RELATO

En la cabaña había vivido en 1844 el matrimonio Bell, que no tenía hijos y que empleaba solo a una joven doméstica llamada Lucretia Pulver, que solía dormir en la casa de sus padres. Ella declaró en un interrogatorio, puesto que el matrimonio ya había desaparecido del lugar. La misma se acordaba de un vendedor ambulante que un cierto día había llegado a la cabaña, siendo que los patrones la mandaron a dormir a la casa de sus padres para que el huésped durmiera en el cuarto de ella. Por la mañana ella volvió a la casa de los patrones y supo que el vendedor había partido muy temprano.

Ante el relato obtenido a través de los ruidos del golpeador invisible, fueron realizadas excavaciones en el sótano, pero era un periodo de lluvias y, como el agua llenaba rápido el foso que se abría en el terreno pantanoso, resolvieron hacer la búsqueda en una época más propicia. En el verano continuaron la excavación y, a cinco pies de profundidad, fueron encontrados carbón, cal y huesos humanos. Por ser muy incompleto lo que encontraron, los incrédulos sembraron dudas sobre la veracidad de la revelación.

Los golpes continuaban, siendo que varias centenas de curiosos los hubieron testimoniado. Poco a poco fueron poniéndose de acuerdo en establecer una práctica común para recibir respuestas más detalladas a las preguntas que se hacían a los autores invisibles. Coincidieron en que cada letra del abecedario representaría un determinado número de golpes: la letra A sería un golpe, la letra B dos, la C tres, etc.

LOS FENÓMENOS MEDIÚMNICOS CONTINUARON

Las niñas Fox viajaron, y también en otras casas donde se hospedaban se escuchaban dichos golpes, se entablaban nuevas conversaciones con los Espíritus y aún se producían otros fenómenos muy interesantes. Se notó que ellas poseían una facultad especial, y poco después se observó que otras personas eran dotadas de facultades semejantes: al contacto de sus manos se levantaba una mesa, la cual daba golpes con las patas, y esos golpes respondían con inteligencia a preguntas.

Nombres de respetables personalidades ya fallecidas firmaban bellos mensajes que anunciaban una revolución en el campo moral de las criaturas humanas, diciendo que en definitiva los tiempos han llegado para abrir nuevos horizontes a los destinos del hombre.

Surgió la época de las mesas giratorias, que se transformó en una epidemia mundial…

… La cabaña de John Fox se volvió vieja y una parte de la misma se desmoronó, y fue olvidada por todos, ya que surgieron fenómenos mucho más expresivos y formas de identificación de Espíritus comunicantes mucho más convincentes que llevaron a los estudiosos a la certeza de la continuidad de la vida post mortem.

FINALMENTE LOS RESTOS HUMANOS

Pared falsa donde se encontraron los restos humanos.

Durante medio siglo se olvidaron de Hydesville. Y entonces he aquí que algunos estudiantes de esta aldea, jugando en el local de las ruinas de la cabaña, notaron que había caído una parte de la pared interna junto con el cimiento, dejando visibles un esqueleto humano casi entero y un baúl de hierro. De esta manera se volvía a confirmar el relato del Espíritu del vendedor ambulante, efectuado hacía cincuenta y cinco años atrás. El matrimonio Bell había ocultado el cadáver y el baúl entre una pared del sótano y el lado interior de otra pared construida a propósito. El hecho fue registrado por el “Boston Journal” del 23 de noviembre de 1904, que escribió que así quedaron desvanecidas las últimas dudas aún existentes.

Por lo que todo indica, el cadáver había sido enterrado en el centro del sótano. Después -conforme argumenta Sir Arthur Conan Doyle-, alarmándose el criminal con la facilidad con que podría ser descubierto el crimen, exhumó el cuerpo y lo puso entre las paredes ya mencionadas. Ya sea porque dicho traslado se hizo con mucha precipitación o porque la luz era escasa, quedaron vestigios de la inhumación anterior.

Actualmente, esos huesos y el baúl se encuentran en Lily Dale, en un museo, registrando la triste historia de la inferioridad humana y recordando el nacimiento de una Nueva Era para la Humanidad.

_____

Lino Teles (Ismael Gomes Braga). (1)

****

(1).- Revista REFORMADOR. Abril 1978. El comienzo de la historia sin fin.

LOS ACONTECIMIENTOS DE HYDESVILLE EN 1848. Extraído de la obra: Allan Kardec el Educador y el Codificador. Volumen I. Segunda Parte. Capítulo I. Autores: Zêus Wantuil y Francisco Thiesen.

Imágenes ilustrativas: Exploring Upstate. Chris Clemens.

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *