La Mejor Inversión

En el libro titulado “Encuentro Marcado” por el Espíritu de Emmanuel (1), hay un capítulo en que el venerable Mentor nos habla de las inversiones espirituales; y nos dice que, de la misma forma que invertimos para garantizarnos un bienestar material y un futuro libre de preocupaciones económicas, a nivel espiritual debemos de hacer algo similar.

Nos insta a no demorarnos en depositar los valores del alma en las reservas de la vida, sin perder más tiempo; o, visto de otro modo, invertir dichos valores del Espíritu en las enormes posibilidades que nos ofrece la vida, para que se vayan acumulando los méritos, producto de las acciones de bien desarrolladas a lo largo del tiempo; reservas que serán el granero de donde nos abasteceremos en el mañana.

Partimos de una base y es la conexión entre todos los seres, condición general del Universo. Formamos parte de un engranaje en que todo tiende a desarrollarse en busca del progreso y la armonía; cada quien ocupando el espacio y desarrollando la tarea que le corresponde para el bien común…

NECESIDADES MUTUAS

Sin duda, de esa conexión surge la idea incuestionable de que, a nivel humano, los demás nos necesitan, como también necesitamos de ellos. Se trata de la ley moral de sociedad, tal y como nos explica el libro de los Espíritus:

Ningún hombre dispone de facultades completas. Mediante la unión social los hombres se complementan mutuamente para asegurar su bienestar y su progreso. Por eso, dado que se necesitan unos a otros, han sido hechos para vivir en sociedad y no aislados.” (L.E. 768. Allan Kardec).

Por lo tanto y desde ahora mismo, hemos de pensar en esas necesidades recíprocas e invertir en los valores que atesoramos para desarrollarlos y que crezcan. La mejor manera para que eso ocurra se encuentra en los pequeños detalles de comportamiento en relación a la práctica de la bondad, acumulando grandes tesoros de amor. No somos Espíritus superiores ni un ramillete de virtudes al servicio del bien absoluto, no obstante, disponemos de un amplio abanico de posibilidades a través de pequeños gestos, pequeñas acciones de bien hacia el prójimo, que se convierten automáticamente en las felices inversiones cuyos réditos serán compensados en el futuro…

INVERSIONES EN EL BIEN

Por destacar algunas sugerencias al respecto:

Un minuto de amabilidad para escuchar las preocupaciones o inquietudes de los demás…

La necesidad de tolerancia hacia gestos o comportamientos inadecuados, sin apelar a la crítica destructiva; no dándole al mal ningún vigor con nuestros comentarios, sino más bien, anulándolos en la medida de lo posible. Evitando los temas espinosos para destacar lo bueno que hay en los demás.

Imagen: EvaMichalkova

También fomentar los comentarios edificantes, que estimulen el optimismo y el bien de todos, ayudando a generar una atmósfera positiva que alegre la vida de quienes nos rodean…

Comprender al caído, lo que significa desarrollar la empatía, siendo solidario con aquel que de forma directa o indirecta nos pide ayuda y consuelo.

Saber perdonar para ser perdonados por nuestro Padre, como dice la sublime oración del Maestro Jesús; pero un perdón sin presunción, sin altanería. Somos muy deudores todavía, no estamos en condiciones de exigir o reclamar nada.

Evitar en la medida de lo posible las conversaciones vulgares, sin un motivo edificante o positivo. Hablamos mucho y a veces, nos dejamos envolver por los ambientes poco sanos que existen a nuestro alrededor; pero tampoco, sin irse al otro extremo, es decir, caer en un erróneo puritanismo; pertenecemos al mundo material con sus necesidades y costumbres; no podemos excluirnos de ellas.

PEQUEÑOS SERVICIOS

En resumen, procurando ser útiles, prestando pequeños servicios como nos aconseja el venerable guía. Disponemos de un tiempo que podemos estructurar acorde a nuestras necesidades personales y familiares, para atender a aquellos que nos necesiten, de forma desinteresada; siendo generosos, gentiles, ofreciendo a manos llenas todo ese caudal de bien que el Padre nos da, y que debemos ofrecer sin prevenciones injustificadas.

Hemos de recordar que nuestra auténtica propiedad es el alma; un patrimonio que, a medida que crece en la vibración del amor, amplía sus recursos para continuar su ascensión, es decir, capacitándola cada vez más para servir mejor a sus semejantes. De la misma manera, recibiendo dádivas divinas que le hacen experimentar sensaciones, emociones nuevas que lo llenan de plenitud y felicidad verdadera.

Vamos a concluir este artículo con esta propuesta: ¡Invirtamos en nuestra felicidad futura! El trabajo de hoy nos traerá la recompensa mañana, y mañana sembraremos para el día siguiente, y así, sucesivamente en dirección al infinito, hacia ese tesoro que es la perfección y que nos aguarda a todos los seres creados por nuestro Padre.

Redacción Hogar Fraterno

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(1) Artículo inspirado en el capítulo 30, con el título “Inversiones”, de la obra: “ENCUENTRO MARCADO”; por el Espíritu de Emmanuel, psicografía de Francisco Cándido Xavier.

Imagen Portada: itay-verchik

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