Estar al servicio
La simpleza de corazón, se manifiesta en los gestos y en los actos totalmente desprovistos de soberbia y por ende, de intereses personales.
En la tarea de servicio, dentro de las variadas condiciones que requiere, está la simpleza de corazón, es decir, estar desprovisto de criterios individualistas para ponerse, sin condiciones, al servicio de todos..
Quien así no lo entiende, aún se encuentra vinculado a la acción de servirse, que dista mucho de lo que representa estar al servicio.
Esta actitud mental, que como es natural tiene sus nacientes en el espíritu inmortal, caracteriza a aquel que ya supo acumular a lo largo de las etapas reencarnatorias, aquellas experiencias que lo impulsan al progreso, separándolo del estancamiento profundo que crea el egoísmo, es decir, la pretensión de ser servido cuando el compromiso es servir más y mejor.
El máximo ejemplo de esta actitud lo da el Cristo que dejó su enseñanza imperecedera con relación al servicio.
Es claro que nadie espera un accionar semejante al suyo, pero no es menos cierto que su doctrina merece y debe ser practicada, por los beneficios individuales y colectivos que ella promueve, utilizando energías físicas y mentales a favor del prójimo, que en última instancia es aquel que está más próximo de nosotros…
No en vano en su Evangelio de amor, prometió en las Bienaventuranzas, el Reino de los Cielos a los simples y puros de corazón, que en esta actitud, podrían considerarse como sinónimos…
(Estar al servicio. Extraído de la obra: DEL MAESTRO AL DISCÍPULO; por el espíritu de Cosme Mariño, psicografía de Juan Antonio Durante. Livraria Espirita Alvorada Editora).