¡Ciencia!
Eres la imagen del amor divino.
Eres la esposa exuberante y tierna
que siempre es fiel en su inmortal destino.
Amándola, os conduce al buen camino
de la virtud y la delicia eterna.
*
¡Oh Ciencia!, ídolo santo, dueño mío,
pasión que me consume y me domina,
que regalas mi ser con el rocío
de tu vasto y pujante poderío
que siempre asciende, que jamás declina.
*
Eres tan pura, que al posar tus ojos
su brillante y castísima mirada
sobre los más impúdicos despojos,
libre y limpia de vicios y de abrojos
surge la humanidad purificada.
*
Jamás mientes. Tus labios de alta diosa
a la virtud tan solo ofrecen nido
y de ellos nace la verdad hermosa.
Yo que te adoro, celestial esposa,
solo a tus pies me postraré rendido.
*
Solo tu potestad que de Dios nace
es digna del trabajo y del martirio:
así mi corazón solo se place
pensando en ti y en tu bendito enlace
con mi ser que te adora con delirio.
*
Yo os llevo día y noche en la memoria
y os consagro las horas que la vida
me deja para el goce de mi gloria.
Sois la Verdad, el Arte, la Victoria…
¡Cómo no os he de amar Ciencia querida!
—–
(¡Ciencia! Extraído de la obra “Crisálidas” Poesías Espiritistas. 1913.)
(1) Krainfort de Nínive, Seudónimo del poeta espiritista Eustasio Juan Vidal; fue redactor jefe de la revista «La Luz del Porvenir» de Valencia. (Bibliografía Espiritista Española: 1857-1936. Oscar M. García).
Imagen de portada: Edward Jenner.