APARICIÓN COLECTIVA DE TRES ESPÍRITUS
Mlle. Catherine, M. Weld
19 de mayo de 1883
“Philippe Weld era el hijo menor de M. James Weld, de Archers Lodge, cerca de Southampton; era sobrino del difunto cardenal Weld. Fue enviado por su padre, en 1842, al colegio de Saint-Edmond, cerca de Ware, Hertfordshire, para hacer sus estudios. Era un joven de buenas maneras, amable y muy estimado por sus profesores y camaradas.
El mediodía del 16 de abril de 1845, Philippe, acompañado de uno de sus maestros y algunos compañeros, fue a remar al río; era un ejercicio que le agradaba mucho. Cuando el maestro observó que era hora de regresar al colegio, Philippe solicitó permiso para hacer aún una carrera; el maestro consintió y se remó hasta un sitio convenido. Llegados allí, Philippe al hacer virar la barca cayó al río y, a pesar de todo los esfuerzos hechos para salvarle, se ahogó.”
“Su cuerpo fue trasladado al colegio, y el reverendo Dr. Cox (el director) quedó profundamente impresionado y afligido. Se decidió a ir en persona a casa de M. Weld, en Southampton.
Marchó a primeras horas de la tarde y, pasando por Londres, llegó a Southampton el día siguiente; fue en coche a Archers Lodge, residencia de M. Weld, y a corta distancia de su reja, encontró a M. Weld que iba a hacia la villa. El Dr. Cox detuvo el coche inmediatamente, se apeó y fue a hablar a M. Weld, cuando éste se lo impidió, diciendo:
—No tiene usted necesidad de hablar, ya sé que Philippe ha muerto. Ayer, al atardecer, paseaba con mi hija Catalina y le vimos de repente. Estaba en el camino, al otro lado de la carretera, entre dos personas, de las cuales una era un joven que vestía ropa negra. Mi hija fue la primera en verle y exclamó:
— ¡Ah papá! ¿Has visto nunca a alguien que se parezca tanto Philippe como esa persona?
Y yo le respondí:
— ¡Pero si es él!
“Cosa extraña, mi hija no concedió importancia alguna aquel hecho, sino sólo que habíamos visto a alguien que se parecía extraordinariamente a su hermano. Nos dirigimos hacia aquellas tres formas: Philippe miraba con una expresión risueña y feliz al joven vestido de negro, que era más bajo que él. De pronto, parecieron desvanecerse a mis ojos y no vi nada, sólo un labriego, al que yo ya veía antes a través de aquellas tres formas, lo que me hizo pensar que eran espíritus. Sin embargo, yo no hablé de ello a nadie, por miedo de alarmar a mi esposa.
Aceché ansioso el correo del día siguiente. Con gran alegría por mi parte no llegó carta alguna. Había olvidado que las cartas de Ware no llegan sino después del mediodía, así que mis terrores se calmaron, no pensé más en aquel suceso extraordinario, hasta el momento en que os vi llegar en coche delante de mi reja. En ese momento todo ha venido a mi espíritu: no he dudado de que usted ha venido a anunciarme la muerte de mi hijo.”
“El lector puede imaginarse el asombro inexplicable del Dr. Cox al escuchar este relato. Le preguntó a M. Weld si había visto laguna vez al joven vestido de negro que Philippe miraba con sonrisa tan complacida. M. Weld respondió que no lo había visto jamás pero que las facciones estaban tan grabadas en su memoria que estaba seguro de reconocerle en cuanto lo encontrase.”
“El Dr. Cox contó entonces al padre desconsolado todas las circunstancias de la muerte de su hijo que había tenido lugar a la misma hora en que se había aparecido a su padre y a su hermana.”
“M Weld fue al entierro de su hijo, y cuando abandonaba la iglesia después de la triste ceremonia, miró a su alrededor para ver si alguno de los religiosos se parecía al joven que había visto con Philippe, pero no pudo encontrar en ninguno de ellos la menor semejanza con el rostro que había visto.”
“Aproximadamente cuatro meses más tarde visitó con su familia a su hermano, M. Jorge Weld, en Seagram Hall, en el Lancashire. Un día, yendo de paseo al pueblecito vecino de Chikping, y después de haber asistido a la iglesia, hicieron una visita al sacerdote. Pasó un rato antes de que el reverendo padre pudiese atender a los visitantes; mientras tanto, se distrajeron viendo los grabados colgados en la pared de la estancia. M. Weld se detuvo ante un retrato (no se podía leer el nombre escrito al pie porque tapaba el marco), y exclamó: «Es la persona que he visto con Philippe; no sé de quién es el retrato, pero estoy seguro que es ésta la persona que he visto con Philippe.»
“El sacerdote penetró en la estancia algunos momentos después y M. Weld le interrogó inmediatamente a propósito del grabado. El sacerdote respondió que el grabado representaba a San Estanislao de Kostka y dijo que creía que era un buen retrato del joven santo.”
“M. Weld se conmovió enormemente: San Estanislao fue un jesuita que murió muy joven; y como el padre de M. Weld había sido un gran bienhechor de aquella orden, se suponía que su familia estaba bajo la protección particular de los santos jesuitas; después, Philippe había sentido poco a poco, a consecuencia de diversas circunstancias, una gran devoción a San Estanislao.
Además, a San Estanislao se le mira como intercesor especial de los ahogados, como se cuenta en su vida. El reverendo padre le regaló el retrato a M. Weld, que, naturalmente, lo recibió con la más grande veneración y lo conservó hasta su muerte, legándolo a su hija —la narradora—, la que había visto la aparición al mismo tiempo que su padre, y que lo conserva todavía en su casa.”
————-
Las circunstancias de este relato son típicas. No solamente el hijo se presenta a su padre bajo una forma que, aunque transparente, permite reconocerle perfectamente, sino que uno de sus compañeros tiene una fisonomía tan característica, que M. Weld está en disposición de reconocerle en un retrato, que él no ve hasta cuatro meses después. Su hija le reconoce igualmente, lo que excluye toda suposición de alucinación. Por otra parte, el hecho de que M. Weld no conocía antes de la manifestación la imagen de San Estanislao de Kostka demuestra que no puede haber estado ilusionado.
He aquí un último caso en que la aparición es reconocida por todas las personas de la casa.
****
(Extraído de la obra: EL ALMA ES INMORTAL. Capítulo V. El cuerpo fluídico después de la muerte. Aparición colectiva de tres Espíritus. Por Gabriel Delanne.)
Imagen de portada: VuNgocQuang.