SUBLIME INICIACIÓN
“Por tanto, sed vosotros perfectos como vuestro Padre celestial es perfecto”.
(Mateo 5:48)
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En la obra psicografiada por Francisco C. Xavier titulada: Alma y Corazón, el Espíritu de Emmanuel hace una interesante reflexión, a propósito de la convocatoria de perfección que hace el Maestro galileo, y que a continuación vamos a comentar.
Pese a “la carga de fallas y deficiencias”que todavía nos caracteriza ante la contabilidad de la vida, precisamos de “la sublime iniciación, en la escalada áspera”que nos lleve en dirección a“los valores eternos”. Las leyes de Dios no nos reclaman ningún imposible, estamos en un proceso de crecimiento y aprendizaje constante.
LOS FALLOS
Hay un breve diálogo en el libro El Principito, del escritor francés Antoine de Saint-Exupéry, que dice lo siguiente:
–Si hubiera tenido la madurez que tengo hoy, no hubiera fallado tanto.
(Y su amigo le responde) – Si no hubieras fallado tanto, no tendrías la madurez que tienes hoy.
Esos “fallos” que nos ayudan a madurar, forman parte de la laboriosa marcha evolutiva, de las experiencias que vamos acumulando en el devenir de las diferentes existencias, no obstante, la necesidad de atender a los fundamentos del aprendizaje.
¿Y cuáles son los fundamentos del aprendizaje? Engloban todas aquellas cosas que nos permiten crecer, día a día; es un proceso que se desarrolla de manera activa, y en donde el individuo se va moldeando en las diferentes facetas de la existencia humana.
EN LAS HORAS DE CRISIS
Sobre todo, en las horas de crisis, que son los momentos culminantes de la existencia humana y en donde el Espíritu en evolución se ve obligado a extraer de su interior los recursos de que dispone, tampoco ahí los Estatutos Divinos nos demandan aquello que todavía estamos lejos de alcanzar; no obstante, nos piden que sepamos sufrirlas con reflexión, esa reflexión que nos lleva a comprender que esa situación complicada y temporal, nos trae una enseñanza valiosa que debemos de incorporar como un tesoro a nuestra vida.
También hay que vivir esos momentos con dignidad, esa dignidad que nos lleva a no murmurar, a no rebelarnos, a la aceptación de la situación desagradable y difícil que nos ha tocado vivir, por alguna razón poderosa que, de momento, no estamos en condiciones de valorar en su justa medida.
AVISOS DE LA EXPERIENCIA
Asimilando los avisos de la experiencia. ¿Y por qué? Porque la experiencia nos ayuda a fijar los acontecimientos y las situaciones que vivimos con una mayor sabiduría, sabiendo gestionarlas cada vez mejor, evitando males mayores. Aumentando la confianza y la seguridad en uno mismo; y al mismo tiempo, sirviendo de guía o modelo para otras personas que tengan que pasar por situaciones similares.
Cuántos casos conocemos de superación personal, en donde las desgracias sufridas por algunos se han convertido en fuente de posibilidades, de crecimiento interior; supliendo las deficiencias por otras cualidades que permiten avanzar con coraje; sin olvidar, en ese proceso largo y duro, los momentos de frustración, de depresión; hasta incluso de rebeldía… Nadie se transforma por arte de magia.
LAS PERSONAS MÁS BELLAS
Hay una frase de la Doctora Elisabeth Kübler Ross muy significativa:
“Las personas más bellas con las que me he encontrado, son aquellas que han conocido la derrota, el sufrimiento, la lucha, la pérdida y hallaron su forma de salir de las profundidades”.
Por otra parte, conviviendo con insultos y burlas, debemos superar esas difíciles situaciones con el ánimo firme; esforzándonos por controlar cualquier reacción desviada de la caridad.
Se trata de sembrar siempre el bien en cualquier circunstancia, porque la Justicia Divina da a cada quien, según sus obras, y se guarda la potestad de corregir las conductas equivocadas, en el momento y del modo que considera más efectivo.
Para ello, hace falta un ejercicio de comprensión fraternal, asimilando (aceptando) la circunstancia desagradable.
TENTACIONES
Otro escollo son las tentaciones, tentaciones de variada índole, no para que estemos delante de ellas como petrificados, porque es algo imposible, las tentaciones nos generan, por decirlo de algún modo, una química interior que no podemos ignorar, sería pecar de fantasiosos y poco realistas. Para combatirlas se necesita recurrir a la paciencia y el coraje.
Paciencia, porque el control total sobre las distintas situaciones que se nos puedan presentar, no los vamos a obtener de una manera rápida y milagrosa; necesitamos tiempo para calibrar y asimilar las enseñanzas que atesoran en nuestro propio beneficio. Y coraje, para persistir en la lucha, y no desanimarse por las caídas; porque errar, como hemos dicho, también forma parte de ese proceso de aprendizaje.
EXPECTATIVAS ILUSORIAS
En resumen, hemos de ser realistas, no podemos adornar la existencia con expectativas ilusorias. Somos falibles, con muchas carencias todavía, nuestras resistencias morales tienen sus límites estrechos. El problema parte del desconocimiento íntimo y personal.
No obstante, en ocasiones nos podemos sentir como aureolados por vibraciones de amor, de paz y comprensión que, en realidad, no nos pertenecen, su origen parte de los seres espirituales benefactores que nos aman y nos transmiten momentáneamente su vivencia para que la sintamos, pero que en ningún caso es nuestra realidad. Se trata de un estado interior que nos lo tenemos que ganar todavía, y nos falta mucho…
Al mismo tiempo, la prueba de nuestra fragilidad la tenemos cuando, en momentos de tensión; o cuando nos sentimos amenazados, despreciados o poco valorados, por poner algunos ejemplos, reaccionamos sacando nuestra, todavía naturaleza imperfecta… Nos enfadamos, levantamos la voz, nos perturbamos y desequilibramos… Esta es nuestra realidad sin artificios…
Somos seres humanos en el camino de la sublimación necesaria, y en esa condición, errar y corregirnos para acertar cada vez más, es imperativo de nuestra ruta… a pesar de esto, permanezcamos convencidos desde hoy de que, si por ahora no podemos vestir la túnica de los ángeles, podemos y debemos matricularnos en la escuela de los espíritus buenos. (Emmanuel).
Dentro de nuestras enormes limitaciones, ser bueno, pero bueno de verdad no es poco…
Llama la atención, en los mensajes de algunos de los Espíritus Venerables, como es el caso, por ejemplo, del Doctor Bezerra de Menezes, que se incluya cuando habla de la necesidad de la transformación moral; hablando de lo que “debemos hacer” (también él), más que en el “debéis hacer”.
Este es, a nuestro juicio, un ejercicio de gran humildad; no obstante, encierra también un mensaje también realista a considerar, y es que, pese a la gran distancia evolutiva que existe entre ellos y nosotros; son conscientes de que no lo han conseguido todo, puesto que recuerdan claramente las luchas y los sinsabores que vivieron en el pasado, y lo que significa el camino de perfeccionamiento continuo; lo cual nos tiene que ayudar a comprender el abismo que media entre ser “espíritus buenos”, y lo que supone ser merecedores de vestir “la túnica de los ángeles”.
Redacción de Hogar Fraterno
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- Reflexión sobre el capítulo titulado: “En la sublime iniciación”; del libro: ALMA Y CORAZÓN; por el Espíritu de Emmanuel. Psicografía de Francisco C. Xavier.
- Imagen de portada: stevenunderhill.