Instituciones Representativas

Las Instituciones, como los hombres que las dirigen, también están sujetas a la Ley del Progreso, so pena de perder el sentido con que fueron creadas, diluyéndose en conceptos que no acompañan los grandes cambios del pensamiento intelectual, en constante renovación, al tiempo de cumplir con el sagrado deber de orientar, dirigir y dar asistencia, sobre todo a aquellos que aspiran encausar su conciencia, en el orden religioso.

Es sabido que aquellas que fueron creadas para tal fin, por inspiración o aspiración, obedecen a un plan pre trazado y con fines superiores de elevación de la criatura, en la dirección del Creador.

Imagen: Midicloriano.

No obstante, esa premisa, la posterior inserción por parte de sus dirigentes de otros valores, terminaron por apartarla de la concepción original, para convertirla en un museo de ideas y de valores materiales, en total desacuerdo con las necesidades que reclama la modernidad.

Poco importan la fastuosidad de sus edificios, ni la suntuosidad y el lujo de sus ceremonias, si consideramos que en unos como en las otras, se percibe la ausencia del Espíritu humilde del Cristo, que parece estar distante de la pompa y del rito, del oro y de la púrpura…

Los hombres, en toda su faz egoísta, crearon las jerarquías y disputan los cargos representativos, haciendo caso omiso a las recomendaciones de Jesús, al decir:

«Grande es aquel que se torna pequeño para servir a los demás…»

Sin embargo y más allá de las organizaciones clericales, lentamente despunta un nuevo día señalando la luz del progreso. Poco a poco y por necesidad de supervivencia, la Institución se irá “aggiornando”(1) a fin de que la iluminación llegue también a quienes la dirigen – por ser Espíritus que fueron previamente preparados para el cumplimiento de ese mandato-, señalando que la hora de la renovación ha sonado.

De lo contrario, con la mentalidad ahora vigente en la Humanidad, cansada de guerras sin par, reclamará una reforma religiosa que atienda más a las necesidades del alma que a las del cuerpo. Caso contrario, tendrá vigencia la premonición de Jesús ante el Templo de Jerusalén, cuando vaticinó que de él, no quedaría piedra sobre piedra, con el exterminio y la destrucción que sobre el hecho la Historia se encargó de registrar…

Cosme Mariño (Espíritu)

***

(1) Actualizando.

Extraído de la obra: PROSIGAMOS. Capítulo 26. “Instituciones Representativas”; por el Espíritu de Cosme Mariño; psicografía de Juan Antonio Durante.

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *