El Reverso

Cada versículo del Sermón de la Montaña es un himno completo de exaltación para aquellos que se entregan a Dios y confían en Él.

La emotividad de Jesús desató el poema de las bienaventuranzas, dirigiendo las reglas de oro para la adquisición de la felicidad perfecta a los tiempos del futuro.

La extraordinaria síntesis llegó a oídos de la humanidad como el discurso de esperanza más completo que se conoce.

Allí se encuentra toda una disertación elocuente, representativa de las más amplias aspiraciones humanas.

Todos aquellos que pasaron bajo el yugo de la discriminación arbitraria, sufriendo lluvias de sarcasmos y desgracias, encuentran en la poesía lírica del Maestro la coronación de sus luchas, si saben manejar el peso de las pruebas que pesan sobre sus sentimientos.

LAS BIENAVENTURANZAS

Bienaventurados los mansos y pacíficos, que cruzan el campo de batalla sin contraatacar los golpes de la violencia.

Sean bienaventurados los pobres de espíritu, que saben reconocer la condición redentora en la que se encuentran y no disputan las vanas posiciones del peligroso juego de las alucinaciones terrenales.

Bienaventurados los que se humillan por amor y sometimiento a las leyes, sin permitir la indignidad o vulgarización moral de las circunstancias en las que se encuentran.

Sean bienaventurados los hambrientos y sedientos de justicia, que no se rebelan ante las bajas condiciones que se les imponen en el tráfico carnal.

Bienaventurados los sencillos que se contentan con el aire, la paz y el pan de vida, sin los caprichos de las ilusiones fugaces que esconden la realidad y no cambian el panorama íntimo.

Sean bienaventurados los puros de intenciones, que no tienen maldad ni desconfianza, y caminan con total entrega a Dios, fieles para siempre.

Bienaventurados los que lloran sin quejarse, los que sufren sin rebelión…

EL REVERSO

Cada verso es un símbolo de la victoria del bien en el sufrimiento y el triunfo de la luz en las tinieblas de la ignorancia, eso dijo Jesús.

Sin embargo, existe lo contrario, que estaba implícito y no se explicó. Lo contrario es la larga aflicción que sufrirán los soberbios y prepotentes cuando se den cuenta de la realidad, después de la rápida aventura del cuerpo físico; el desencanto y la amargura que asaltará a quienes han utilizado las leyes, el poder y las circunstancias para uso personal, mientras las necesidades y la sujeción los miran ansiosos, necesitados; indescriptible será el despertar de las conciencias y la comprensión de la razón, por parte de quienes vivieron en abundancia, saturados de placer e insatisfechos ante los excesos.

El Señor nunca condenó, sin atribuir cualidades de juez, de vida, aunque es el Educador y Magistrado por excelencia, manteniendo siempre una posición de bondad superior, en la que se encuentran la sabiduría y la misericordia.

Sin embargo, los que no están catalogados en el sermón de la montaña, son el doloroso reverso de la gran carta que dirigió a la Humanidad.

Observa con atención de qué lado estás antes del canto de las bienaventuranzas; ya sea que estés en el reverso de la luz y la paz o en el reverso de la sombra y el dolor».

Joanna de Ângelis.

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(“El Reverso”. Extraído de la obra: Vivir y Amar; Editora Leal. Psicografía de Divaldo Pereira Franco.)

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