EL CENTRO ESPÍRITA
Una sociedad espírita fiel a los postulados de la Codificación es una colmena bendita, de valor incalculable, por los beneficios que distribuye en nombre del Amor.
Convertida en foco central, hacia donde convergen muchos pensamientos y expectativas -tanto de encarnados como de desencarnados-, se transforma en una dinamo de elevada potencia, que emite ondas de vibraciones saludables en favor de la comunidad donde se halla instalada.
Además de los socorros concedidos a través de las manos de la caridad material, los beneficios morales y espirituales son innumerables, porque las actividades no se interrumpen.
Como se transforma en un santuario, en el cual se rinde homenaje al Creador mediante el cultivo del mensaje del sublime Jesús -que se constituye en un Huésped sublime, en sus dependencias, a través de sus sabios ministros-, es un reducto de paz, un oasis en la aridez del desierto de los comportamientos humanos, una isla de sosiego en el océano tumultuoso de las pasiones, un dulce rincón de plegaria en el torbellino de la diversión y la voluptuosidad de los placeres…
Muchos son los desencarnados que, deseosos de crecer emocionalmente, ruegan a los mentores de las instituciones de esa o de alguna otra naturaleza -siempre que sean dignas-, vincularse a las actividades que se desarrollan en ellas, a fin de cultivar los valores de solidaridad, la compasión y la caridad, que llevan latentes en su interior.
A medida que aprenden las técnicas del servicio fraternal y crecen en experiencia, más se vinculan, a través de la gratitud y de las posibilidades de mejorar las conquistas interiores, mientras se preparan para las responsabilidades futuras, en la Tierra.
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Manuel Philomeno de Miranda
EL CENTRO ESPÍRITA. Extraído de la obra: Trastornos psiquiátricos y obsesivos. Capítulo 19. Trama oculta criminal. Psicografía de Divaldo Pereira Franco.


