El Amor Florece

Donde está plantado, el amor florece.

Por más árida que sea la tierra del corazón que reciba las semillas del amor, él allí germina, crece y florece.

No hay impedimento para el amor.

Él propicia alegría en las horas dichosas o en los momentos amargos.

Su presencia cambia el paisaje, colocando sol y calor allí donde surge, al mismo tiempo que atrae a la vida que todo lo fecunda.

Imagen: Gab-Rysia.

El amor necesita de condiciones para desarrollarse, sin embargo, es la fuerza que nada impide su manifestación ni la realización de su menester superior.

Nadie resiste a su poder.

Se insinúa discretamente, sin imponerse; conquista sin molestar y arrastra con dulzura, renovando a quien ama y a aquel que es amado, construyendo una forma superior de relación entre los seres.

Para manifestarse, no depende de la fortuna, ni de la belleza, ni del poder. A toda la gente se le presenta igual, pues es portador de los bienes inalienables del espíritu: confianza, indulgencia, fe y paz.

Cuando llega, nada pide; si es expulsado, todo lo deja.

Si es buscado, fácilmente crece, se abre en flores y fructifica en armonía.

Si es abandonado, proyecta claridad como lámpara encendida que derrama luz en la noche oscura.

Por más arbitraria que sea la persona o por peor que se presente, ella no vive sin el amor. Tal vez se enmascare de indiferencia o se embrutezca con la violencia; sin embargo, en su íntimo ama más profundamente y se alimenta de la fuerza del amor a algo o a alguien.

La vida, así, adquiere sentido; solo cuando se enriquece con el amor; y el hombre solamente alcanza su mayoría de edad en el momento en que pasa a amar y el sentimiento se transforma en la razón de su existir.

Cuando escasea en el corazón, éste adolece, y si cuando se le presenta está enfermo, entonces viene la curación.

Si las circunstancias son malas el amor las transforma y si son buenas las bendice.

El amor es carismático. Donde aparece atrae y conquista.

Hay quienes lo quieren por las apariencias, como aquéllos que valoran un libro por su portada.

Imagen: geralt.

Su fuerza, mientras tanto, es interna, por todo lo que consigue hacer y transformar.

Cualquier situación, por peor que sea, se modifica cuando el amor pasa a conducirla.

Con sus lentes se ven diferentes los acontecimientos y los problemas.

Comúnmente, aquellos que se dicen carentes de amor, son quienes no aman; así como cuantos buscan el amor en las lejanías, no lo encuentran, pues lo tienen en el lugar de donde salieron…

El amor no tiene trajes especiales para lucir y llamar la atención.

Es necesario conocerlo y dejarse penetrar por su fuerza edificante.

Es conveniente no confundirlo con deseo, pasión, sensualidad.

Éstas son manifestaciones de su forma primitiva, herencia aún animal, cuando brutalmente esclaviza.

Nunca se pierde un legítimo amor, conforme muchos afirman.

Si el amor se aleja, quizás haya sido abandonado por el ser querido o no era amor verdadero.

Cuando se ama se es fuerte y benigno. La crueldad resulta de su falta en la vida.

El amor sugiere que se abran los brazos a la vida, pues cuando se encierran en torno de sí mismo, se descubre que no se poseía nada.

Él multiplica la vida y los afectos, jamás disminuye o divide a los seres.

Se puede, por lo tanto, afirmar, que el amor es el alimento más importante de la vida, sin el cual ésta desfallece y muere.

Porque el amor es la presencia de Dios en el mundo, donde quiera que esté sembrado, siempre florecerá.

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Amalia Domingo Soler (Espíritu).

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Extraído del libro psicografiado por Divaldo Pereira Franco, titulado: HACIA LAS ESTRELLAS. Capítulo 25. “El Amor florece”.

Imagen portada: EvaMichalkova.

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