Homenaje A María Luisa Escrich

María Luisa Escrich

Sirva esta poesía escrita por María Luisa Escrich García que a continuación compartimos como nuestro pequeño homenaje a una gran espírita que desencarnó el pasado 11 de septiembre, pero que nos ha dejado un recuerdo imborrable a todos aquellos que tuvimos la fortuna de conocerla.

Antes decir brevemente que fue espiritista de cuna; vivió el inicio de la posguerra de forma amarga y cruel; su madre quedó viuda muy joven y con tres hijos pequeños: María Luisa, Francisco y Consuelo. María Luisa, que era la mayor, contaba con 9 años cuando fusilaron a su padre, más que por ser un militar republicano y perder en la guerra civil española, porque “hablaba con los muertos”.

Tras su larga trayectoria abrazando el ideal espírita, muchos de esos años en la clandestinidad por culpa de la dictadura, nos queda de esta inigualable mujer un interesante legado escrito.

Autora del libro “Huellas del Alma”, también es autora de numerosos artículos (1) con sugestivas reflexiones, y un buen número de hermosas poesías, cual ramillete de rosas, para que nos perfume este triste y pálido planeta, que se encuentra en tránsito hacia su regeneración.

AMALIA Y UNA ROSA

Esto nos hace recordar un capítulo de la obra “Hechos que prueban”, de la insigne escritora y divulgadora espiritista, Amalia Domingo Soler, donde nos habla de un amigo de su juventud, José Álvarez, quien en los jardines del Alcázar de Sevilla le regaló una rosa.

Así se lo recordó el cordial amigo, ya desencarnado, en un mensaje mediúmnico muchos años después a la entonces jovencísima Amalia Domingo Soler:

La rosa, cuya fragancia aspiráis con deleite, perderá su embriagador perfume, pero puede conservarlo si vos queréis.

—¿Cómo?, —me preguntasteis con inocente asombro.

De una manera muy sencilla, dedicando unos versos a esa rosa cuyas hojas, por mucho que las guardéis, se convertirán en polvo, mientras que vuestro canto resonará eternamente. (2)

Al igual que aquella rosa, el cuerpo de María Luisa se convertirá en polvo, pero con sus versos, “su canto resonará eternamente.

Gracias, querida amiga, por lo que nos dejas; no solo emotivas páginas escritas, sino también recuerdos imborrables que guardaremos en el corazón hasta el feliz momento del reencuentro.

¡Hasta siempre, amiga del alma! Y ¡Hasta pronto!

Redacción de Hogar Fraterno.

***

Yo me ofrecí puerto libre

 y tú no quisiste anclar,

 y desplegando tus velas

 te lanzaste a navegar,

 perdiéndote entre la niebla

 por el anchuroso mar.

Ciego barco que no has visto

 la negrura de ese mar,

 ni los terribles escollos

 donde puedes naufragar,

 ni la terrible tormenta

 que amenaza descargar.

Mas no importa, ciego barco,

 que estés perdido en la mar;

 mi recuerdo, como faro,

 con su luz te guiará

 cuando tú te sientas triste,

 cansado de navegar.

Vuelve a mi puerto, barquito;

 viejo casco a carenar;

extiende hacia mí tus velas,

 hunde hasta el fondo tu ancla

 y en mí podrás descansar.

Autora: María Luisa Escrich García (3). Reescrito en Guardamar en 2018.

**

(1) Enlace de la página web con sus escritos: Amor, Paz y Caridad.

(2) Extraído de la obra “HECHOS QUE PRUEBAN”; capítulo 22. Lo que no muere.

(3) Extraído de la obra: HUELLAS DEL ALMA. Mi Puerto. Escrito por María Luisa Escrich.

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